domingo, 28 de mayo de 2017

Es harto difícil estudiar los vinos en España, por la cantidad de denominaciones de origen y nuevas bodegas que saltan al escenario vinícola.
Ahora, si queremos saltar el mar Mediterráneo, veremos una verdadera y enrevesada amalgama de denominaciones de origen e IGP, así que la decisión es visitar al menos una bodega de cada una de las D. Os italianas. Como conocedor de la historia española, tan paralela en algunos aspectos a la italiana, siempre he sido atraído por esta tierra, pero mi mayor respeto se va para la cultura, sito en la toscana, sito en Florencia, así mi mundo cultural prefiere asemejarse al Florentino que a otros lugares de Italia.
Alrededor bellísimos lugares con un encanto especial como Bolonia, Parma, Génova, Pisa y miles de lugares donde afloran cultura y monumentalidad.
Se me ocurrió, conmemorar, con una visita a Pavía y rememorar la “gran” batalla del mismo nombre, donde nuestro Rey Carlos dejo claro al Frances (Francisco) cuales eran nuestras aspiraciones en Italia y nuestro protagonismo, cara al mundo del momento. Me atraía el lugar (Pavía) pues hay varios lugares castellanos íntimamente relacionados con el Rey Frances en su arresto y sobre todo por sus hijos, en pago de su libertad.
El camino de la Región es eminentemente agrícola el rio Tesino y sobre todo el Po, de mayor entidad, se encargan de ello. He visto grandes plantaciones de trigo, cebada, Arroz (plantación llamativa, entre tanto verde) y en muchas de sus tierras viñedo.
Mi camino surea el Po, surea la ciudad de Pavía y como base tiene Casteggio. Al sur oeste Codevila, donde el viñedo sobresale sobre algunos otros cultivos. Interesante las variaciones de las uvas Cortese, Müller Thurgau, Riesling, Bonarda, Barbera y Merlot, que son las que he visto, pero hay más, unas cuantas más (uva rara, Croatina, Pinot Nero), y que dan paso a la hacienda Agrícola Montelio, el Monte del Sol.
Desde el primer momento una sonrisa y muchas atenciones, una sensación de ser el cliente el verdadero protagonista. Un patio de reformas monacales e industriales, hay que pensar que ahora hay una bodega (cantina) en un antiguo monasterio benedictino de Senatore (Pavía) desamortizado por los franceses. Todo está descolocado, pero todo tiene su sitio, una prensa manual, un poco más allá una mesa y unas sillas que provocan descanso, a la sombra del ladrillo y la madera, bajo los arcos, al frescor, la campana de llamada monacal, las barricas y unas copas que llamaban a la cata.
Con la mayor amabilidad vistamos la Cantina del monacato antiguo, entra arcos cárpanos, rebajados, de ladrillo, cubas de 500 y de 325, con dormitorios de madera, botellas por doquier con una colocación monacal, aun estando trabajando. El más sorprendente de los espacios un nevero, hoy dormitorio de botellas de añadas antiguas, con diferentes niveles de paja y hielo, hoy con entrada lateral, antaño con la boca en la cima, para evitar contagios de calor al frio interior.
La sala de cata con chimenea, con un pequeño mostrador improvisado, y un aguamanil, al modo de sacristía. Unas copas y vinos, lo que importa.
Me parecía abusivo que abriera botellas para tan poca gente, más conté al menos 6 descorches y otras botellas que pululaban por allí de la visita de la mañana.
El primero de los vinos fue Montelio de uva Cortese, del 2015, sin apuntes de madurez y con una fortaleza tremenda en color, olor y en boca, sin ajustes, en cata. Con un color muy vivo, gran brillo y color áureo. En Boca no es tan la sensación de manzana como en otras variedades, destacando un apunta de acidez moderada, más hacia la uvilla de San Juan que a los cítricos corrientes. En Boca sensación amable, sin ser dulzona, vuelve en media lengua la acidez de nariz y un moderado málico que deja una sensación de apetencia a otra copa.
Tras el anterior, un recién nacido y embotellado, una uva Cortese y Müller (20 %), Frizante, muy expresivo y juguetón, quizás descompensado en la burbuja que camina, por añadidura, un poco aparte. Intenso en el carbónico, intenso en su acidez, más que el anterior, pero bien modelada, y con un buen alcohol integrado. Un gozo para la nariz y las papilas gustativas.
El siguiente vino, al servicio en copa, solo color y burbuja, total sorpresa de Creatina, gesto de color picota, violaceo, con burbuja exuberante, a mi modo de ver sobrante, pero equilibrada con la potencia de vino, todo fruta y carbónico en nariz, fruta en boca. Muy persistente. Sorpresa.
Tras este, Montelio de uva Barbera y un 15 % Croatina, algo parco en nariz, más, muy expresivo con tonos de frutas muy diferentes entre cereza y mora, buen color para su aspereza natural, en boca elegante y frutal, que aguanta tiempo, me parece un vino ideal para poca barrica y buena maduración en botella.

Para finalizar cate Solarolo, compendio de uvas Barbera, Croatina y Pinot Nero, con un toque de madera sutil, bajo la fruta, también expresivo en boca y algo parco en nariz, pero amable en el paladar con un paso y un recuerdo largo.
Gabriel García